lunes, 30 de abril de 2012

 LUCECITA. EN EL NOMBRE DE ESTE BLOG.

Estas fotos son las únicas fotos que alcancé a tomarle a Lucecita. Son del día en que la encontré. No son de muy buena calidad porque las saqué con mi celular y jamás he tenido un celular muy moderno o bueno. Pero muestran el estado en el que estaba. Ella es Lucecita. El almita hermosa que inspiró el nombre de este blog. 
Esta guaguita hermosa tenía cerca de un mes cuando la encontré el 17 de agosto de 2009. Era una de once cachorros. La madre los tuvo en un sitio baldío y esta monita fue dada por muerta. Un día me avisaron que una perra había tenido cachorros en un 'establo' en medio de un sitio eriazo. Fui a investigar con cuidado, era un lugar solitario y donde borrachos y drogadictos iban a hacer lo que hacían escondidos de la sociedad.
Y ahí estaban: 8 monitos, de alrededor un mes. Hermosos y rechonchines. Hablando con algunos de los hombres que 'vivían' ahí entre colchones en la tierra, fogatas de palos, miles de botellas y cajas de vino que poblaban el terreno, me dijo que una perra de las que vivía ahí con ellos había tenido cachorros. Que originalmente eran 10 pero 2 habían muerto: Una cachorra se había quemado en la fogata que prendían en la noche para calentarse. La pobre monita tenía mucho frío y se acercó mucho al fuego. Y como estos hombres estaban tomados y drogados, nadie se dio cuenta. El otro monito había muerto ahogado con unas lluvias que habían caído hacía unas 2 semanas.
Estuve alrededor de una semana yendo a verlos en las tardes/noches. Iba a ver que estuvieran bien, a desparasitarlos y a dejarles comida.
Una noche hablaba con uno de los habituales de ahí mientras él los iba sacando de la carpa improvisada que ellos les habían hecho a la mamá y sus cachorros para protegerlos del frío, para que yo les diera la segunda dosis de antiparasitario. Cuando los ocho monitos estuvieron listos, desparasitados, comidos y devueltos a la tibieza de la carpa, el hombre me dice que hay un cachorrito muerto adentro con los otros. Yo incrédula le pregunto de qué está hablando y me dice que había un noveno cachorro pero que se había muerto, que seguramente no había sido amamantado. Le digo shockeada que lo saque de ahí, que no podemos dejarlo ahí porque era insalubre para los otros cachorros. El hombre se metió a la carpa, urgueteó un rato y salió con un cuerpito pequeño, pelado e inerme. '¿Ve?', me dijo mostrándomelo, 'aquí está'. Yo miré ese cuerpito y me dio una pena horrible. Pensé que no había muerto hacía mucho y maldije a ese borracho porque no me avisó antes de este cachorro, tal vez hubiera podido salvarlo. 

Empezó a caminar con el cuerpito y le pregunto que a dónde va. Me dice que lo va a ir a tirar a la basura. Lo detuve casi gritándole que no, que me lo diera para llevarlo a que lo cremaran. No iba a dejar que después de todo lo que había sufrido esa pobre almita, terminara su cuerpo en un basurero. '¿Tiene algún trapito para envolverlo?'. El hombre miró para todos lados y sacó una chaqueta. Su chaqueta. Me dijo que después se la devolviera. Empezó a envolver el cuerpito diminuto cuando en eso me pareció ver que había movido su boquita. Ciertamente tengo que estar equivocada, pensé. El otro seguía medio complicado, intentando envolver al cachorrito muerto. Pero otra vez vi que movió la boca. Entonces le dije al hombre que esperara. Me acerqué y miré el bultito bien de cerca. Y para mi asombro vi que su guatita hinchada, por cientos de parásitos seguramente, se inflaba en respiración. '¡Está vivo!', le grité. Agarré al cachorro, agarré la chaqueta y lo fui envolviendo mientras caminaba sobre el barro y las piedras hacia mi auto para llevarlo a la veterinaria.
 
Iba manejando muy angustiada. Se había puesto a llover, hacía mucho frío. Miraba al asiento del copiloto, el cachorrito moribundo envuelto en la chaqueta, y no podía entender cómo nadie me había contado de este monito. En un semáforo en rojo, le abrí la chaqueta un poco para ver bien el estado en que estaba. Lo primero que noté era que no se trataba de un machito. Era hembra. Y estaba helada. Como un pedazo de hielo. Creo que jamás en mi vida había tocado el cuerpo de un ser vivo tan frío. Se había pasado días, tal vez semanas tiradita en el barro, sin moverse, desnutrida, cubierta de sarna, costras, deshidratada. 
Por la urgencia de la situación tuve que llevarla a una veterinaria en la que había jurado jamás volver a poner un pie porque ahí me habían matado a una gatita. Pero viendo la emergencia, no me quedó más remedio. Cuando llegué, la revisaron. La monita no se movía, estaba muy débil. No abría los ojitos, apenas respiraba. Su cuerpito estaba lleno de sarna, estaba casi entera peladita. Su piel cubierta de costras horribles. El olor que desprendía era putrefacto. Y estaba pétrea. Estaba tan helada que cuando le pusieron el termómetro, éste no marcó temperatura. Los días que habían pasado, habían sido unos de los más helados. Había llovido e incluso había nevado. Y Lucecita, ya le había puesto el nombre para la ficha, los había pasado tirada en el barro, entre el agua y la nieve. Para intentar salvarla teníamos que subirle la temperatura. La pusimos frente a una estufa, envuelta en mantitas. Pero no se calentaba. Dos veces más le tomaron la temperatura y las dos veces el termómetro se negaba a marcar aunque fuera 1º C. La veterinaria me dijo que no tenía vuelta, que mejor era eutanasiarla. Esa idea ni siquiera había empezado a formarse en mis pensamientos. Definitivamente no. 
 
Yo pensaba dejarla en la veterinaria internada, con suero, vitaminas, un guatero etc. Para eso la había llevado y para eso iba a pagar, pero como a las 19:30 me dicen que la tengo que sacar de ahí. 'No puedes dejarla aquí', me dijo la recepcionista/enfermera que trabajaba ahí. 'Yo voy a salir y nadie la va a cuidar'. Sin poder creer la falta de ética de esa clínica y sin otra opción, envolví a Lucecita en otra mantita, le puse diario en una cajita y partí otra vez con ella, en medio de un frío espantoso, para llevarla a la Clínica Los Domínicos. Esta veterinaria era mi primera opción, pero como quedaba lejos del sitio donde encontré a Lucecita, y creyendo que la monita no estaba en condiciones de aguantar un viaje largo, me había decidido por esta otra veterinaria. Claramente había sido un error. Antes de despacharnos a Lucecita y a mí, la gente de esta veterinaria que queda al frente de Quinchamalí nos cobraron $30.000. Por media hora frente a una estufa y 3 tomadas de temperatura. 
En la Veterinaria Los Domínicos el trato fue otro. La dejaron en la cajita en que la había llevado, pero le pusieron más mantitas y un guatero. La hidrataron, le inyectaron otros remedios. La pusimos frente a una estufa y ahí me quedé con ella. Cada cierto tiempo, la doctora iba a tomarle la temperatura. Lucecita abría sus ojitos y se quejaba despacito.
Después de unas 2 horas tuve que irme. No me dieron muchas esperanzas, dijeron que lo más probable era que muriera en la noche. Me despedí de Lucecita pensando que nunca más la vería.
Al otro día, en la mañana, llamé a la veterinaria. Tenía mucho miedo de que me dijeran que Lucecita había muerto. Pero no. Me dijeron que había pasado la noche aunque no estaba bien. Ese mediodía salí en mi hora de almuerzo a verla. Cuando llegué me llevé una sorpresa. ¡Estaba despierta y activa! Claro, el calorcito de la estufa y el guatero, el suero, los remedios y el antiparasitario que le habían dado la noche anterior (había hecho caca y junto con la diarrea habían salido unos gusanos enormes. ¡Parecían tallarines!), habían tenido su efecto. Me dijeron que había tomado leche y fue genial, porque la noche anterior intentamos alimentarla y no quiso comer nada. La sacamos de la cajita ¡y se paró en sus cuatro patitas y caminaba! Hasta tomó leche de un platito. Caminaba, se movía, se sacudía. Pero noté que de sus oídos salía un líquido vizcoso. Me dijeron que, además de todo, tenía otitis. Pero yo estaba tan contenta de verla mejorar, que pensé que podríamos sanarla, que se salvaría, que le buscaría la mejor familia del mundo. 
Pero al día siguiente, miércoles 19 de agosto a las 9:00 AM, cuando llamé para saber de ella, me dijeron que Lucecita había muerto hacía muy poco rato, cerca de las 8:30. La pena fue enorme. ¿Cómo puede ser que bebitos como Lucecita nazcan sólo para sufrir horriblemente como ella y después mueran en la agonía? ¿Sin haber conocido nunca el amor de una familia, lo que es correr y jugar, dormir blandito y calentito? ¿Cómo era posible que a nadie le importara el sufrimiento de un ser vivo pequeño e inocente, que no tuvo culpa alguna de sus circunstancias, que fue una víctima, entre las cientos y miles de víctimas que, como Lucecita, nacen en Chile en las calles y mueren en las calles por la ignorancia, indiferencia, maldad y crueldad de los chilenos?
Lucecita murió. No tenía más de un mes de vida. Pero todos los días de ese mes no hizo más que sufrir.

Por favor ESTERILICEN/CASTREN a perros y gatos. Si no lo hacen están sentenciando a muerte a decenas de bebés como Lucecita que nacerán y morirán en la calle horriblemente.

Lo que me da más pena y rabia es que Lucecita jamás supo lo que era ser querida, jamás supo lo que era correr y jugar libremente, ni lo que era dormir en una camita blandita y comer comida rica. Jamás supo nada, excepto lo que era sufrir y morir sin haber vivido. 





ADOPTADO 
LOKY. UN PEQUEÑO GRAN GUERRERO. 


La historia de Loky es extensa. Muchas cosas le han pasado en su corta vida. Y no del todo buenas. Loky llegó a mi vida, o yo llegué a la de él ¿cómo saberlo?, en junio del 2011. Yo prácticamente vivía en la veterinaria, iba todos los días, y un día reparé que en uno de los caniles estaba este Cocker Spaniel dorado, callado, triste. No noté nada extraño en él, no estaba herido, no se veía enfermo. Sólo estaba ahí, sentadito en su canil. Siempre sentadito. Creo que pasó como una semana o dos semanas en que estuvo ahí y yo lo veía pero nada más. Hasta que un día, hablando con una de las veterinarias, le pregunté por preguntarle por ese perrito dorado de ahí. Me dijo que estaba parapléjico. Yo me agaché y lo miré bien. Y entonces lo vi. Claro que estaba sentadito siempre. Sus patitas traseras estaban ahí, sin vida, lacias. Pero no más que sus ojitos, que su ánimo. Me dijeron que se llamaba Loky. Y Loky estaba muy deprimido. 
Abrí el canil y le hice cariño. Era un perrito muy dócil. Le pregunté a la veterinaria más sobre él. ¿Qué le había pasado? ¿Tenía remedio? ¿Qué decían sus humanos? Me explicó que no sabían muy bien qué había producido la paraplejia. Al principio habían pensado que era una hernia, pero exámenes demostraron que no. Ahora creían que era un edema producto de un golpe. Alguien le había pegado a Loky en su columna, le había provocado un edema en unas de sus vértebras y lo había dejado parapléjico. Me dijeron que no tenía reflejos en sus patitas traseras. Me dijeron que no tenía dolor profundo en sus patitas. Y que su recuperación era algo incierto: el edema podía deshincharse y Loky podía volver a caminar o recuperar, al menos, en parte la movilidad de sus patitas traseras. El edema podía no deshincharse o bien la necrosis de los tejidos ser demasiado y Loky jamás volvería a caminar. Me dijo también la veterinaria que la humana de Loky no podía hacerse cargo de él si quedaba sin poder caminar. Malas noticias para este pequeño, su humano, al parecer, no iba a luchar por él. Pero yo decidí que intentaría ayudar a esta mujer para que la vida de Loky mejorara. Le dije a la veterinaria que yo conocía una persona que fabricaba carritos ortopédicos a la medida para perros. Y a los pocos minutos cuando llegó la humana de Loky se lo dije, pensando dichosa que se iba a poner contenta y que iba a aceptar de inmediato los datos de contacto para empezar a gestionar el carrito de Loky. 
Mi sorpresa fue grande cuando recibí por respuesta, un golpeado: 'Loky no es perrito faldero. Nadie puede cuidarlo en la casa en estas condiciones'. Claramente su humana no quería un perro que no pudiera usar sus cuatro patitas. No quería un perro roto. 
Y lo dejó en la veterinaria para que lo eutanasiaran. Ese agosto Loky cumpliría 4 añitos. Y yo me dije que no podía dejar que lo mataran simplemente porque no podía usar sus patitas traseras. Loky se merecía que alguien luchara, no sólo por él, sino que más importante, junto a él. Y por suerte para mí, la veterinaria tampoco estaba dispuesta a matarlo como quería su humana. Su ex humana. Y así empezó la segunda parte en la vida de Loky.
Lo primero que hice fue mandarle a fabricar un carrito. La persona fue a la veterinaria dentro de los días siguientes a tomarle las medidas. A los pocos días se lo estaban entregando en la veterinaria. Y les tengo que decir, el ánimo de Loky cambió del cielo a la tierra. Estaba feliz con su nuevo carrito! No quería que lo bajaran de él! Y empezó a ladrar. Antes no ladraba, estaba deprimido y asustado. Pero bastó con que lo subieran a su nuevo carrito para que Loky recuperara su ánimo y voz. Pero tengo que hacer una aclaración: Loky como conductor es muy irresponsable. Anda como cuete y no le importa pasar por sobre los dedos de los pies de peatones distraídos jejejejejeje.


Después de que Loky tuvo su carrito para poder desplazarse y no pasar todo el día encerrado en un canil, decidí conseguirle algo que le ofreciera la oportunidad de una rehabilitación. Estaba recibiendo por parte de la veterinaria fisioterapia. 2 sesiones a la semana. Pero no era suficiente. Tal vez la acupuntura le sirviera a deshinchar el edema y así volver a caminar. Hablé con los veterinarios y me dijeron que lo intentara. Conseguí que fueran a la veterinaria cada 5 días a hacerle sesiones de acupuntura. Pero debo decir que Loky no lo disfrutaba para nada jejejejeje. Su única felicidad durante esas sesiones era cuando se acababan, le sacaban la última aguja y lo poníamos en su carrito para que pudiera andar raudo por toda la veterinaria aplastando pies incautos y llevándose sillas, mesas y aparadores a su paso.
Loky estuvo con acupuntura alrededor de 3 meses. Y tuvo algunos avances. Pero no logró recuperar la movilidad en sus patitas traseras. Durante las sesiones, el doctor que le hacía acunpuntura y yo, notamos que los músculos de Loky estaban atrofiándose debido a la falta de movilidad. Y como tampoco estaba yendo ya a las sesiones de fisioterapia, debido a que la veterinaria no contaba con el personal para llevarlo exclusivamente a las sesiones que quedaban muy lejos de la clínica, el doctor que le hacía la acupuntura me dijo que sería bueno si conseguíamos a alguien de buena voluntad que fuera a hacerle ejercicios todos los días a Loky. Yo lo encontré una excelente idea pero ¿quién iba a ir? Me estaba costando mucho esfuerzo que el caso de Loky se difundiera en las redes animalistas. Tenía dudas de poder encontrar a alguien que por amor a los animales fuera a ayudarme con Loky. Pero Dios, que escucha todas nuestras plegarias, incluso ésas que no le rezamos, envió a una pareja de pololos, Anamari y Juani. Y ellos se transformaron en los nuevos ángeles de Loky. Anamari fue a hacerle ejercicios todos los días y hoy en día van a sacarlo a pasear para que no esté encerrado en su canil. Pasamos de estar solos Loky y yo, a tener amigos y nuevos papis temporales:)) Ya somos la Familia Loky:))
Lamentablemente, todos los esfuerzos realizados no lograron que Loky volviera a caminar. Pero de verdad que eso no es ningún obstáculo para este monito. Él es feliz. Todo el tiempo. Nada lo asusta, nada lo deprime. Mientras pueda andar en su carrito y tenga personas a su alrededor que lo mimen y lo apapachen, Loky es feliz.
Pero yo quiero que Loky tenga la felicidad máxima de un perrito: Que tenga un hogar y una familia propios. Él se lo merece. Como todo perro, Loky se merece un hogar. Y yo sé que él lo anhela porque alguna vez lo tuvo, o creyó tenerlo, y ahora añora una nueva familia, pero que esta vez no lo abandone.
Los cuidados de Loky no son tantos ni tan grandes como pudiera pensarse. Sólo necesita que le vacien su vejiga unas 2-3 veces al día y que lo suban a su carrito pero no más de 2 horas seguidas. Y eso sería. Y, bueno, claro que también necesita que le den muchos besos y muchos cariños:)) Porque a él le fascinan!

Loky espera una familia. Y yo estoy en busca de esa familia especial que sienta que puede y quiere darle una nueva oportunidad de felicidad a un perro como Loky que ha sufrido tanto pero que ha sabido olvidarse de todo lo malo y ser feliz con lo bueno que tiene.
Si crees que puedes ser la nueva familia de Loky por favor contáctate conmigo. Loky espera pacientemente en la veterinaria por alguien que decida darse a sí mismo y a él, el mejor regalo: Una familia llena de amor y comprensión.














lunes, 23 de abril de 2012

 ADOPTADA
LILY, RESCATADA DEL CELO BUSCA UN HOGAR.


Me llamo Lily. Bueno, así me llama la humana que me rescató de la calle. Mi vida no siempre fue de esta forma. Yo tenía un hogar. Lo recuerdo. Conocí el calor de una familia, que me quería y me celebraba mis gracias de cachorra. Pero empecé a crecer. No pude evitarlo. Simplemente ocurrió. Y parece que a mis humanos eso les causó algún problema porque un día me subieron al auto. Y yo me puse muy feliz, pensé que íbamos de paseo! Anduvimos por calles y más calles. Hasta que se detuvieron. Abrieron la puerta y me hicieron salir. Cuando me di vuelta ellos cerraron la puerta y se fueron. Y yo me quedé ahí sin entender nada. Corrí detrás del auto pero no pude alcanzarlo. Entonces me devolví al lugar donde me habían dejado y esperé. De vez en cuando caminaba hacia donde se habían ido, pensando que los vería volver, pero nada. Así estuve unos días. 
Iba y volvía. No entendía nada. Tenía hambre y estaba muy triste. No conocía esa calle.No conocía esas casas y los perritos que andaban ahí. Hasta que un día apareció una humana que me miró y se acercó hacia mí sonriendo. Me hizo cariño en la cabeza y dijo que qué hacía una monita tan hermosa como yo ahí. Yo no sabía qué era una Monita. Pero le expliqué lo mejor que pude lo que había ocurrido. No sé si me entendió. Pero desde ese día en adelante ella fue 2 veces al día a darme comida y mimos. En las mañanas bien temprano y en las tardes. Me hacía cariño, me daba besos, me hacía masajes en la guatita jejejejeje y yo me empecé a sentir mejor cada día. Y hasta se me olvidó lo de mi abandono.
En esa calle había muchas palomas y me di cuenta de que me gusta perseguirlas jejejejeje. Cuando veo una me pongo a correr y a ladrarle. Estaba muy feliz porque tenía comida y un humano al que yo le importaba. 
Pero un día algo cambió. No sé pero me empecé a sentir extraña y también empezaron a llegar perros de por ahí y me seguían e intentaban subirse arriba mío! Yo me arrancaba y les gruñía pero no se daban por vencidos. Incluso llegaron perros que yo no conocía, que no eran de por ahí. Y todos me seguían a donde yo fuera. No me dejaban tranquila. Yo intentaba esconderme pero dónde te puedes esconder en la calle! Se peleaban entre ellos y me mordían:( Estaba muy asustada y nerviosa. La humana de los rulitos vino y vio todo esto y se horrorizó. Me tomó entre sus brazos y empezó a echar a los perros que no se me despegaban. Se agachó y me abrazó bien fuerte. Estaba triste, yo creo que porque veía que yo estaba muy incómoda con todo eso. Ese día me dio comida y se quedó a mi lado para echar a los perros que seguían y seguían intentando acercarse a mí y no me dejaban comer tranquila. Tenía que estar vigilando que no se me tirara uno encima mientras intentaba comerme la comidita. Y la niña de rulos andaba por todos lados diciéndoles Chuuu chuuuu a los perros.
Cuando terminé de comer, la humana me volvió a abrazar y me dijo 'No te preocupes monita hermosa. Yo te voy a ayudar. Resiste un poco más pequeña'. Me dio hartos besos, volvió a echar a los perros y se fue. Y yo me quedé ahí asustada y perseguida otra vez:( 
Al otro día en la mañana, como siempre, llegó la niña rulitos. Se bajó del auto, caminó hasta mí pero no traía la bolsita con comida de todos los días. Fue hasta los perros que seguían sin dejarme tranquila, los echó con la mano y me agarró por detrás. Me llevó hasta su auto y me metió. 'Entra monita', me dijo. 'Vamos para que estos monos maluchines no te sigan molestando'. Y nos fuimos en su auto. 
Me llevó a un lugar donde me dejaron en una jaula. No me gustó nada. Y después me operaron. La niña rulitos me dijo cuando me fue a ver después que ahora los perros no me iban a molestar más. Y se veía contenta.
Y bueno todavía estoy aquí en esta jaula. La humana viene y se nota preocupada. Me mira y dice que falta poco para que me vaya de este lugar y que voy a tener que volver a la calle y ella no quiere que yo vuelva a la calle porque dice que me pueden atropellar porque yo persigo a los autos.
La niña rulitos dice que estoy buscando hogar y papis. Creo que quiere que yo tenga otros humanos y que viva con ellos. A mí me gusta ella pero parece que no puede quedarse conmigo:( 
Cuando me viene a ver, me hace cariño y me da besitos y me dice que deben ser humanos responsables y amantes de los perros y que me den un hogar seguro y feliz. 
Yo no sé si existen humanos así porque yo creí que los tenía pero me abandonaron:( 
Bueno, ésa es mi historia. Si un humano como el que busca la niña rulitos quisiera adoptarme puede enviarle un mensaje a ella y ella me va a decir a mí:)) 
Un languetazo a todos de mí, Lily:))